miércoles, 1 de mayo de 2013

LA ESCUELA PAULINA.

                    La frase escuela paulina se refiere a las fases posteriores del desarrollo de las iglesias de Pablo o de aquellas que siguieron su tradición teológica. También se refiere a los escritos realizados en nombre de Pablo, pero que no habían sido realmente escritos por él mismo o durante su existencia.

                   La escritura de Cartas era una práctica que estaba ampliamente extendida y altamente formalizada en el mundo romano. En el gimnasio, el nivel de estudios secundarios en el sistema educativo griego, se enseñaba a escribirlas. Uno de sus requisitos, era que la carta se ajustara adecuadamente a la situación. Además de los manuales de estilo, era habitual enseñar a escribir cartas haciendo que los estudiantes se imaginaran una situación para la que se escribiría una u otra carta o bien que escribieran unacomo si fueran un personaje famoso de la historia que debía responder a una determinada situación. Estos ejercicios escolares, algunos de los cuales senos han conservado entre los papiros, muestran que no era algo extraordinario la redacción de cartas ficticias.

                    Al mismo tiempo, la actitud positiva, en general, del mundo antiguo, tanto judío como pagano, hacia las obras pseudoepigráficas, es decir, aquellas escritas con el nombre de una persona que ya hacía tiempo había muerto, condujo a la producción de auténticas colecciones de cartas ficticias. De forma parecida a Platón, que compuso diálogos ficticios entre Sócrates y sus discípulos, otros discípulos escribieron cartas también ficticias con el nombre de Sócrates, Diógenes, Crates y otros filósofos famosos de la antigüedad. Su objetivo era expresar las ideas de una determinada escuela de filosofía mediante la redacción de cartas cone lnombre de uno de sus más famosos maestros. Parece que en el caso dela escuela cínica fue un procedimiento especialmente importante, pues no se le conocía por escribir tratados sistemáticos de filosofía. En gran parte, sus enseñanzas no se ponían por escrito, sino que se conservaban como informes orales. La producción posterior de las cartas ficticias fue un medio para crear un corpus escrito que contuviera sus enseñanzas.

                      Puesto que Pablo era conocido, en general, como escritor de cartas y no de tratados sistemáticos, el proceso de escribir con su nombre parece que fue incrementándose en la última mitad del siglo I. Algunas de estas cartas se aproximan mucho a Pablo tanto en su contenido como en su fecha, mientras que otras reflejan una distancia temporal mucho mayor y manifiestan diferencias de contexto y tono. En general, los documentos de la escuela paulina se dividen en dos grupos, basados en los debates de especialistas sobre su autenticidad y fecha. El primer grupo, cuya autenticidad aún se ponen en cuestión, y que estudiaremos en nuestro comentario, lo forman Colosenses, Efesios y 2 Tesalonicenses. El segundo, que comprenden las denominadas epístolas pastorales (1 y 2 Timoteo y Tito), cuya paternidad paulina es mucho más cuestionada, lo estudiaremos más adelante.

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