miércoles, 1 de mayo de 2013

ADAPTACIÓN Y RESISTENCIA: CON PIE FIRME EN EL MUNDO ROMANO.

            La historia en dos volúmenes que conocemos como Lucas-Hechos se escribió a finales del siglo I. En esta época desaparecía otra generación. Si no todos, la mayoría de los apóstoles habían muerto ya. La primera revuelta judía contra Roma quedaba lejana, aunque su recuerdo era todavía doloroso. No obstante, la reinterpretación de la escatología inminente, que tuvo lugar después de la guerra, ayudó a afrontar el trauma provocado. El abismo que se estaba agrandando con otras formas de judaísmo forzó a que el movimiento de Jesús se estableciera con pie más firme en el mundo grecorromano. Los cristianos, como en general se les llamaba ahora, se estaban conviertiendo en una entidad reconocible en las grandes ciudades que se extendían desde Grecia oriental hasta Roma. Un creciente porcentaje de estos cristianos eran étnicamente gentiles, en lugar de judíos, y comenzaban a comprenderse bajo una nueva luz, es decir, como ciudadanos del Imperio Romano. Aun así, seguía existiendo una fuerte corriente de retórica apocalíptica tradicional sobre los males del mundo. Al igual que otros judíos de la diáspora, tenían que hacer frente al dilema de adaptarse o aislarse. La pérdida de la primera generación de líderes, unida a los desafíos planteados por estos nuevos horizontes culturales, provocó un vacío. En consecuencia, empezaron a mirar al pasado, a los líderes de la época anterior, para encontrar las respuestas necesarias.

                   Los evangelios sinópticos ofrecen, en parte, esas respuestas al elaborar nuevas interpretaciones de las enseñanzas de Jesús para sus respectivas comunidades, tanto si eran sectas judías como grupos específicamente cristianos. Sin embargo, para la orientación en la vida cotidiana dentro del mundo romano, eran muchos los que volvían a dirigir su mirada a Pablo o Pedro. El problema se encontraba en que ellos ya habían muerto y había nuevas preguntas que era necesario responder. Sorprendentemente, ya no existía la autoridad enérgica de un Pedro, que había acompañado a Jesús, o de un Pablo, que afirmaba haber tenido una revelación directa de Dios. Poco a poco, los cargos eclesiales evolucionarían para responder a esta carencia de liderazgo, pero llevaría tiempo para que llegara a realizarse completamente.

                 Mientras tanto, tendrían que hacerlo los recuerdos de quienes habían conocido a Pedro y a Pablo, y, más allá de ellos, las nuevas leyendas y tradiciones orales llevarían su legado adelante transmitiéndolo a una nueva generación de seguidores. Otra respuesta consistió en unir todas las cartas individuales de Pablo para que circularan entre aquellas iglesias que carecían de la suya o para crear una especie de manual sobre diferentes temas. Este proceso ya había comenzado precisamente en el momento en que se estaba escribiendo Lucas-Hechos. Finalmente, este proceso daría origen a la formación del canon del Nuevo Testamento. Los relatos sobre Pablo que encontramos en Hechos formaban parte también de este proceso. Lucas-Hechos era una obra de la "escuela paulina".

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