viernes, 8 de marzo de 2013

LAS REACCIONES A LA DESTRUCCIÓN DE JERUSALÉN.

              Resultaría difícil no exagerar la magnitud del trauma provocado por el fracaso de la primera revuelta judía. Constituyó un enorme triunfo para Vespasiano y aseguró la fortuna política de la dinastía de los flavios http://es.wikipedia.org/wiki/Dinast%C3%ADa_flavia, que se mantendría en el trono imperial durante unos veinticinco años (1). El suceso provocó una intensa conmoción en toda la población judía, tanto en la que vivía en Palestina como la que se encontraba en la diáspora. Josefo nos dice que hubo un total de 1,1 millón de bajas, la mayoría judíos; otros 97.000 judíos fueron hechos prisioneros (2). Ciertamente, la pérdida de tantas vidas fue algo devastador, pero la destrucción de Jerusalén y, especialmente, del templo -el símbolo de la nación y de la elección de Dios- tuvo unas consecuencias más devastadoras, política, económica y emocionalmente.

              En el período de reconstrucción posterior a la guerra pueden apreciarse también otros efectos:

              1. La población judía comenzó a desplazarse cada vez más hacia las regiones norteñas de Galilea, que no habían sufrido tantos combates ni tanta destrucción. Con el paso del tiempo, se convirtió en el nuevo centro de la cultura judía. El nacimiento del judaísmo rabínico tendría lugar, en su mayor parte, en la nueva "patria" galilea.

              2. Los judíos tenían que habituarse a la presencia de una fuerza de ocupación romana cuyo objetivo era mantener la paz.

Panel lateral del Arco de Tito en Roma, donde se ve la procesión triunfal con el botín del templo y los cautivos judíos; al frente se encuentra Simón bar Giora encadenado.

            3. La provincia de Judea fue reorganizada de nuevo e incluso se le puso el nombre de Palestina (forma latina del antiguo nombre de la región de Filistea). El cambio de nombre era otra bofetada contra la identidad judía.

           4. Se les impuso un nuevo impuesto para pagar los daños de la guerra. Denominado el fiscus Iudaeus, transfería el antiguo impuesto pagado al templo a Roma. Dado que el censo y los impuestos habían sido desde siempre una fuente de tensión, este castigo sólo podría considerarse como una amarga ironía.

           5. Finalmente, se acuñaron monedas de este período que llevaban la inscripción Judaea Capta ("Judea capturada"), una evidente afirmación de su sometimiento.

Moneda emitida por el emperador Vespasiano; presenta a Judea como una mujer que está de luto (sentada), con un soldado romano que la vigila. Lleva la leyenda "Judaea Capta" ("Judea Capturada").

              Como en las crisis políticas anteriores -el exilio babilónico y la rebelión macabea (cf. capítulo 2)-, los judíos tuvieron que elaborar, para poder sobrevivir, una respuesta religiosa que les ayudara a adaptarse a esta nueva y difícil realidad. También tuvieron que afrontar esta situación los seguidores judíos del movimiento de Jesús. En esta sección analizaremos los varios tipos de respuestas religiosas que surgieron en las décadas inmediatamente posteriores a la primera revuelta.
          

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(1). La dinastía flavia estuvo formada por el emperador Vespasiano (69-79 d.C) y sus dos hijos, Tito (79-81 d.C) y Domiciano (81-96 d.C).

(2). La guerra de los judíos 6.420. Como en los antiguos libros de historia, se tiende a exagerar los números, pero el número total de víctimas fue enorme.

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