lunes, 11 de marzo de 2013

EL TEMPLO ESPIRITUAL: YOHANAN BEN ZAKKAI.

                     Josefo no fue el único en volverse contra la guerra. Yohanan ben Zakkai http://nuevotestamentojohnpmeier.blogspot.com.es/2013/03/yohanan-ben-zakkai.html gozaba de pretigio por haber sido discípulo de Hillel http://es.wikipedia.org/wiki/Hilel, uno de los fundadores de la escuela farisea. Según la leyenda, Yohanan se opuso a la guerra desde el principio y, durante el cerco de Jerusalén, sus discípulos lo sacaron de la ciudad metido en un ataúd. Libre de los revolucionarios, se le condujo a la tienda de Vespasiano, donde profetizó que el general sería el próximo emperador. En recompensa, se le permitió que se fuera a Yavneh (Yamnia), en la costa, y que allí creara una academia para proseguir las enseñanzas de los maestros fariseos (1).

                   La historia de Yohanan ben Zakkai tiene grandes semejanzas con las de Josefo; sin embargo, su influencia en el judaísmo fue mucho más grande. A pesar de los problemas históricos derivados de la leyenda de su huida de Jerusalén, resulta claro que representa una importante línea de desarrollo que va desde los fariseos del período anterior a la guerra a la creación posterior de la tradición rabínica. Su decisión se considera justamente como un punto de inflexión en la historia del judaísmo (2). Se trata de un importante cambio que influriá directamente en nuestra interpretación de los evangelios cristianos, pues la presentación que hacen de los fariseos del tiempo de Jesús está coloreada por muchos de los desarrollos posteriores al año 70 y por la creciente tensión entre el cristianismo emergente y el judaísmo rabínico (3).

                      Desafortunadamente, la mayoría de las fuentes y las leyendas sobre Yohanan son muy tardías y poco fiables para una investigación histórica, pero reflejan el modo y el tenor de la reinterpretación farisea que surgió de las dos revueltas contra Roma. En este sentido, constituye un clásico la respuesta que dio Yohanan ben Zakkai al ver a Jerusalén en ruinas:

                     Una vez, Rabbi Yohanan ben Zakkai venía de Jerusalén; Rabbi Joshua le seguía y contempló el templo en ruinas.

                    "¡Qué desgracia la nuestra", clamó Rabbi Joshua, "el lugar donde se expiaban los pecados de Israel está destruido!".

                    "Hijo mío", le dijo Rabbi Yohanan, "no te aflijas. Tenemos otra expiación tan efectiva como ésta. Y ¿a cuál me refiero? A los actos de bondad y caridad, como está dicho: "Quiero misericordia, no sacrificios" (Os 6,6) (4).

                    Lo que este texto refleja es un importante modo de reinterpretación. Utiliza un famoso pasaje de Oseas, que también fue aprovechado por los intérpretes cristianos (cf. Mt 9,13; 12,7), http://evangeliodemateojuanmateos.blogspot.com.es/2011/05/llama-mateo-mt-99-13.html + http://evangeliodemateojuanmateos.blogspot.com.es/2011/05/arrancando-espigas-en-sabado-mt-121-8.html, para sostener que aún se podían realizar sacrificios de expiación aunque no existiera el templo. Nos encontramos aquí con dos ideas clave: en primer lugar, que los actos de piedad, como la oración, la limosna y el estudio de la Torá, son formas equivalentes de los sacrificios realizados a Dios; en segundo lugar, que hay otra forma del verdadero templo de Dios en el corazón del creyente.

                  Tendríamos que recordar que uno de los objetivos de los primeros fariseos era aplicar ciertos elementos del ritual del templo a la vida doméstica diaria. Ante la pérdida del templo, este modo de piedad farisea ofrecía una solución apropiada. A lo largo del Siglo II. c.C., la tradición rabínica fue desarrollando la codificación de normas de pureza y piedad en sintonía con este cambio teológico. En el centro se encontraba la Torá http://es.wikipedia.org/wiki/Tor%C3%A1 o, según la terminología farisea, la "doble Torá" http://nuevotestamentojohnpmeier.blogspot.com.es/2013/03/la-doble-naturaleza-de-la-tora.html, es decir, la Torá dada a Moisés y las tradiciones orales de interpretación que se basaban en ella. Al final, esta elevada visión de la Torá se fusionó con el culto de la sinagoga, convirtiéndose en una especie de templo espiritual que podía llevarse a cualquier lugar. Transmitida inicialmente de maestros a discípulos en forma de tradiciones orales, al final del siglo II se compilaron por escrito. La primera de estas compilaciones fue la Misná http://es.wikipedia.org/wiki/Mishn%C3%A1, realizada por Rabbi Judá el Príncipe en Séforis http://es.wikipedia.org/wiki/Yehudah_Hanas%C3%AD, en torno al año 200 d.C.
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(1). Sobre esta leyenda en las fuentes rabínicas posteriores y el estudio de las cuestiones históricas, cf. G. G. Porton, "Yohanan ben Zakkai", Anchor Bible Dictionary, 6:1024-1026. Hace ya tiempo que se advirtió la semejanza con el relato de Josefo, pero la versión de éste es mucho más antigua. Existen notables anacronismos en la leyenda de Yohanan, una de las cuales es que Vespasiano no estuvo presente en el asedio final de Jerusalén.

(2). Este punto de vista se encuentra reflejado en el título de la obra de Jacob Neusner sobre Yohanan, http://es.wikipedia.org/wiki/Jacob_Neusner, First-Century Judaism in Crisis: Yohanan ben Zakkai and the Renaissance of Torah, Abingdon, Nashville 1975.

(3). C.F. A.F. Segal, Rebecca´s Children: Judaism and Christianity in the Roman World, Harvard University Press, Cambridge 1986, pp. 177-141; J. Neusner, From  Politcs to Piety: The Emergence of Pharisaic Judaism, KTAV, Nueva York 1979.

(4). De The Fathers According to Rabí Nathan 6. Sigo la versión de Neusner, First-Century Judaism in Crisis, p.169; cf. Segal, Rebecca´s Children, p.131.

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