viernes, 17 de mayo de 2013

ÍNDICE DE LA SEGUNDA GENERACIÓN DE CRISTIANOS.

jueves, 16 de mayo de 2013

Organización y finalidad.

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                  Tras el epílogo en el que el autor cuenta el momento enq ue tuvo su experiencia revelatoria y la primera visión, el Apocalipsis presenta las cartas a cada una de las iglesias mencionadas (2,1-3,22). Es la primera serie de "siete" que funcionará como un símbolo importante y como principio de organización del texto. En la segunda visión (4,1-11,19) se le muestra a Juan el salón del trono celestial y al Rey de los Cielos entronizado, que sostiene un rollo con siete sellos. La apertura de cada uno de los sellos (6,1-8,1) provee la ocasión para comunicar cada segmento de la visión relativo a las destrucciones que se han hecho caer sobre la tierra. La apertura del séptimo sello origina, a su vez, una serie de siete trompetas (8,1-11,18). El entrelazamiento de estas secuencias permite describir otras imágenes simbólicas mediante las que, cada vez más profundamente, se va introduciendo al lector en el mundo mítico del texto. A continuación se producen siete truenos cuando un ángel trae consigo otro "rollo pequeño" (10,1-4), tras lo cual se le muestra a Juan la ciudad de Jerusalén (11,1-8).

                     Ésta es la primera pista de que la visión que se revela es, de hecho, una referencia a la guerra y la destrucción de Jerusalén, que ahora se relaciona con la crucifixión de Jesús y la persecución de dos profetas, a los que se les denomina los "ayes" (11,9-13). Finalmente, el séptimo ángel toca su trompeta y estalla un cántico triunfal al abrirse a la visión de Juan todo el panorama celestial (11,19).

                    Parece que el objetivo de esta segunda visión es describir las tribulaciones y los juicios sufridos como consecuencia de la guerra. También quedan otras cuestiones pendintes: ¿por qué se han producido estas desgracias? ¿Cómo liberará Dios al elegido y cuándo? El toque triunfal de la séptima trompeta y la apertura del nuevo escenario del cielo señalan ahora a la visión interior que las responderá.

                    La parte más importante del Apocalipsis es la visión de los capítulos 12-16, donde se explica cómo un conflicto cósmico acontecido en los cielos entre los arcángeles de Dios y Satán, el gran dragón rojo, se ha desbordado en los tiempos últimos hasta alcanzar la tierra (12,13-17). Es un motivo clásico de la apocalíptica, pero en nuestro texto se ha reelaborado en cierto modo para expresar los acontecimientos sucedidos en la revuelta y sus consecuencias. Más concretamente, el texto dice que el antiguo dragón, Satán, había encargado a dos bestias, una del mar (13,1-10) y otra de la tierra (13,11-18), que supervisarn su reinado en la tierra. Como ya hemos visto, la bestia de siete cabezas que surge del mar se refiere a Roma y sus emperadores, como deja claro la posterior interpretación por el ángel (17,7-14). Por tanto, esta bestia es el agente de Satán que sometió a los judíos y destruyó Jerusalén.

                  Pero la batalla cósmica no ha terminado todavía. Los ejércitos de la bestia están listos para luchar contra el ejército del Cordero en Sión una serie final de batallas /14,1-16,21). Obervamos, de nuevo, cómo cada conjunto de visiones se despliega en otro. En lugar de una serie de signos lineales que deben interpretarse secuencialmente o como acontecimientos históricos consecutivos, se entrelazan elementos de una visión mítica del orden cósmico que el texto trata de explicar. La cuarta visión (Ap 17,1-22,5) prosigue el relato retorzando a la escena celestial anterior (11,19-12,1) para mostrar cuál será el resultado de su drama cósmico. Uno de los siete ángeles, que había supervisado los portentos de las últimas batallas (14,16), presenta ahora una serie de visiones en las que predice la caída de Babilonia, es decir, Roma, otra apertura de los cielos y la visión del descenso de una Jerusalén (21,9-22,5).



                          El objetivo principal del Apocalipsis es presentar una visión cósmica que explique por qué fue destruida Jerusalén y la fuerza maligna que lo hizo, y alentar la esperanza de que acontecerá un cambio futuro cuando Dios envíe a Cristo como ángel guerrero. De este modo, también la muerte de Jesús forma parte de las perversas acciones de Roma e incluso explica míticamente su papel celestial como ángel vengador. Roma será derrotada y Jerusalén reconstruida. El Apocalipsis refleja en todos estos elementos los temas y las interpretaciones características de la apocalíptica tradicional. Así, la destrucción de Jerusalén se interpreta como una refriega preliminar a la batalla escatológica final entre Dios y Satán. Desde el principio, los lectores de la obra saben que se les iba a mostrar lo que estaba a punto de ocurrir: "Dichoso el que lea y dichosos los que escuchen las palabras de esta profecía y guarden lo escrito en ella, porque el tiempo está cerca" (Ap 1,3). El eschaton y la caída de Roma eran inminentes, y la muerte de Domiciano, sin lugar a dudas, era la primera señal de que estaba a punto de comenzar la batalla final. Así pues, el mismo tema que abre el libro retorna ahora en la exhortación final. El tiempo está cerca.

Ap 22,7-13: 7 "Voy a llegar en seguida, dichoso el que hace caso de la profecía contenida en este libro".
8 Soy yo, Juan, quien vio y oyó todo esto. Al oírlo y verlo caí a los pies del ángel que me lo mostraba, para rendirle homenaje,
9 pero él me dijo: "No, cuidado, yo soy tu compañero de servicio, tuyo y de tus hermanos los profetas y de los que hacen caso de las palabras de este libro; rinde homenaje a Dios".
10 Él me dijo: "No selles el mensaje profético contenido en este libro, que el momento está cerca.
11 El que daña, siga dañando; el manchado, siga manchándose; el honrado, siga portándose honradamente; el consagrado, siga consagrándose".
12 "Voy a llegar en seguida, llevando mi recompensa para retribuir a cada uno conforme a la calidad de su trabajo.
13 Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último, el principio y el fin". Traducción de la Nueva Biblia Española.


                   Pero, tal como muetran estos últimos versículos, el Apocalipsis tiene un seguno y más importante objetivo. Al vincular la destrucción de Jerusalén con las bestias del capítulo 13 y las fuerzas cósmicas de Satán, traza una línea de demarcación para sus lectores, los cristianos de Asia de finales del siglo I. En este punto hemos de regresar, de nuevo, al mensaje de las cartas a las siete iglesias, pues cada una de ellas exhorta a sus miembros a mantenerse firmes o les advierte contra la tibieza (3,15-16) o contra la ingesta de carne sacrificada a los ídolos (2,14-20). Los banquetes públicos eran celebraciones del culto imperial en las que los cristianos podían participar. Por tanto, en lugar de encontrarnos ante una situación en la que el gran problema fuera la persecución contra los cristianos, nos hallamos ante un dilema que tuvo que afrontar el autor del Apocalipsis. Los cristianos de Asia Menor estaban dispuestos a honrar al emperador Domiciano y adaptarse al sistema imperial romano, tal como las cartas de "Pedro" y "Pablo" les habían animado a hacer. La advertencia de Juan era alarmante para quienes actuaran de ese modo:

Ap 14,9-11: 9 Lo siguió otro ángel, el tercero, clamando: "Quien venere a la fiera y a su estatua y reciba su marca en la frente o en la mano,
10 ése beberá del vino del furor de Dios, escanciado sin diluir en la copa de su cólera, y será atormentado.
11 El humo de su tormento sube por los siglos de los siglos, pues los que veneran a la fiera y el que recibe la marca con su nombre no tienen respiro ni día ni noche"
. Traducción de la Nueva Biblia Española.


                 Mediante las visiones y los potentes símbolos dualistas, el autor muestra, dramáticamente, que adaptarse equivae a adorar al mismo Satán y, en sintonía con el sectarismo apocalítpico tradicional, colocarse en el bando de los perdedores cuando Dios triunfe al final sobre Satán. El lilbro del Apocalipsis, por tanto, debería interpretarse en el contexto del renacimiento de la apocalíptica judía en los años ochenta y noventa, que trata del problema de la destrucción de Jerusalén, pero su preocupación principal era abordar el "problema" que suponía la situación de los cristianos en la cultura romana.

miércoles, 15 de mayo de 2013

Las bestias del Apocalipsis y los emperadores flavios.

                  La identificación de Roma con "Babilonia" no resulta difícil de ver a partir de la descripción de Ap 17: [1-18., Apocalipsis. La prostituta y la fiera. Ap 17]; comienza con la "señal" o visión de una mujer sentada sobre una bestia de color escarlata con siete cabezas, cuyo significado explica uno de los ángeles (17,3.7-9). La descripción deja claro que se trata de la misma bestia con siete cabezas de Ap 13,1-4 [], a quien el dragón, Satán, le ha dado su poder, trono y autoridad. El ángel dice que las siete cabezas de la bestia son las "siete colinas sobre las que se sienta la mujer" (17,9), que es una antiquísima alusión a Roma https://es.wikipedia.org/wiki/Siete_colinas_de_Roma . Luego dice que las cabezas son también "siete reyes" (17,10).

SIETE COLINAS DE ROMA.




                       Este complejo conjunto de equivalencias simbólicas constiuye una de las claves más importantes del libro, puesto que se trata de una referencia a la descripción de 13,1-18 [ +],  coronada con la "enigmática marca de la bestia", es decir, 666. Los siete reyes se describen del siguiente modo:

Ap 17,9-11: "9 ¡Aquí de la inteligencia, el que tenga talento! Las siete cabezas son siete colinas donde está asentada la mujer, y siete reyes; 10 cinco cayeron, uno está ahí, otro no ha llegado todavía y cuando llegue durará poco tiempo.11 La fiera que estaba ahí y ahora no está es el octavo y al mismo tiempo uno de lo siete, y va a su ruina."

            Los cinco reyes que "han caído" (es decir, que han muerto) son los emperadores de la dinastía julio-clauida: Augusto http://es.wikipedia.org/wiki/C%C3%A9sar_Augusto (28 a.C - 14 d.C), Tiberio http://es.wikipedia.org/wiki/Tiberio (14-37 d.C), Cayo o Calígula http://es.wikipedia.org/wiki/Cal%C3%ADgula (37-41), Claudio http://es.wikipedia.org/wiki/Claudio (41-54) y Nerón http://es.wikipedia.org/wiki/Ner%C3%B3n (54-68). Los dos siguientes -el "que vive" y aquel que surgirá pero "durará poco tiempo" - son Vespasiano http://es.wikipedia.org/wiki/Tito_Flavio_Vespasiano (69-79) y su hijo Tito http://es.wikipedia.org/wiki/Tito , que reinó solamente dos años (79-81). Ap 17,10 dice explícitamente que los primeros cinco reyes han "caído" y que aún no ha "surgido" el de corta duración; por tanto, la afirmación "el que aún vive" se refiere ostensiblemente al "ahora" del texto. Con otras palabras, el contexto ficticio en el que se ubica la visión de Juan corresponde al reinado de Vespasiano, probablemente a sus comienzos, justo después de la destrucción del templo. Ciertamente, el hecho de que no se estableciera el culto imperial hasta la época de Domiciano, en el año 89 d.C., nos indica que el contexto real fue posterior, un dato confirmado por la descripción de los dos emperadores siguientes. Una vez más, nos encontramos con un recurso temporal típico de la literatura apocalíptica, que consiste en que las imágenes desplegadas "predicen" los acontecimientos futuros hasta el momento en que se escribe el texto. Desde la perspectiva de los destinatarios, sin embargo, los referentes históricos son totalmente evidentes.

          La primera revuelta judía suministra, en gran parte, el telón de fondo de las dramáticas imágenes que encontramos en el Apocalipsis. Ha de recordarse que la guerra comenzó en el año 66 d.C., bajo el reinado de Nerón, pero que éste no murió asesinado, sino que se suicidó en el año 68 d.C. Nerón había elegido con sumo cuidado al general Vespasiano para que comenzara la guerra. Al morir Nerón, Vespasiano tuvo que suspender temporalmente el cerco a Jerusalén y regresar a Roma para convertirse en el nuevo emperador. Su hjo Tito puso fin al cerco, destruyó Jerusalén y, finalmente, sucedió a su padre. Por consiguiente, los mismos emperadores flavianos que habían destruido Jerusalén unos pocos años antes, ahora eran venerados como dioses en el nuevo culto imperial de Éfeso y de las ciudades de Asia.

          
         La "octava" bestia se convierte ahora en la más importante de todas, pues es "uno de los siete". Se refiere al emperador Domiciano, el hijo menor de Vespasiano, que reinaría desde el 81 hasta el 96 d.C. La enigmática afirmación de que "era y ya no es" alude a un comentario anterior sobre la misma bestia de siete cabezas en donde se dice: "Una de sus cabezas parecía tener una herida mortal, pero fue curada, y toda la tierra le siguió maravillada" (Ap 13,3). En Asia circulaba el rumor, incluso entre los paganos, de que el emperador Domiciano era en realidad Nerón, que había regresado a la vida. En efecto, Domiciano, al igual que Nerón, tenía una pésima fama por su crueldad y megalomanía. Incluso consiguió que el Senado le otorgara el título de Dominus et Deus ("Señor y Dios") en vida. La proclamación de la divinidad del emperador se reservaba normalmente para después de su muerte. El culto imperial sería la caja de resonancia de esta proclamación en las ciudades importantes, como es el caso de Éfeso. Al final, Domiciano fue asesinado en el año 96; sus imágenes y símbolos fueron "condenados" a damnatio memoriae o eliminados de la actividad pública. Por consiguiente, la bestia procedente del mar (Ap 13,1), que tiene el poder de Satán y que lleva "un nombre blasfemo sobre sus cabezas", es Domiciano, que se proclamó dios y del que se pensaba que era Nerón redivivo.

              La bestia que surge de la tierra (Ap 13,11) puede referirse al gobernador de Asia o al sumo sacerdote del culto imperial flaviano, que tendría su sede en Éfeso. Presidirían las fiestas locales del culto imperial y llevarían a la gente a adorar la "imagen de la bestia" (13,14-15). Por tanto, con toda probabilidad, la cifra 666 es un símbolo numérico del nombre y el título de Domiciano como emperador (en griego, Kaiser o Sebastos), tal como aparece en las monedas o inscripciones (1). El Apocalipsis sostenía, por consiguiente, que honrar la imagen de Domiciano, la bestia, era lo mismo que adorar a Satán, puesto que se trataba de los mismos que hicieron la guerra a los santos y destruyeron la ciudad santa de Jerusalén (cf. Ap 13,5-7; 11,1-3). A su vez, Dios castigará a cuantos veneran a la bestia (14,9-11), cuando finalmente caiga la misma Babilonia (14,8; 18,1).
           
               
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(1). Un criptograma numérico de este tipo en lengua hebrea referido a Nerón se encontró en los Manuscritos del mar Muerto. El significado simbólico se conseguía a partir del valor numérico de cada letra de un nombre o título sumando el total. Por ejemplo, el término griego Domitia Kais era una abreviatura de "Domiciano, Cesar", que es el tipo de abreviatura que se podía encontrar en el texto de una moneda o en una inscripción pública. En una moneda anterior de Domiciano en Roma (73 d.C) se lee este tipo de leyenda, pero en latín: Caes, Avg. F. Domit. Cos II ("César Augusto Flavio Domiciano, cónsul por segunda vez"). Utilizando los valores numéricos del alfabeto griego, las letras Domitia Kais dan un total de 666. Por supuesto, no deberíamos dar por supuesto que éste sea el significado del símbolo de Ap 13,17, pero nos muestra cómo se realizaba el cálculo. Sin embargo, en algunos manuscritos del Apocalipsis el número es el 616.

Correspondencia numérica del alfabeto.

Letra Griega Nombre
Griego
Letra en Español Valor Numérico   Letra Griega Nombre
Griego
Letra en Español Valor Numérico
A,a alpha alto 1 N,n nu n 50
B,b beta barco 2 X,x xi
60
G,g gamma Llamada gamma gutural 3 O,o omikron  
70
D,d delta delta 4 P,p pi p 80
E,e epsilon breve 5       90 is
R,r rho r 100
      6 es sigma, V forma final S,s,V* sigma s 6, 200
Z,z zeta zapato 7
H,h eta   8 T,t tau t 300
Q,q theta  
9 U,u upsilon u 400
I,i iota No se escribe punto sobre la iota Griega 10 F,f phi  Como el sonido regular de f en “foto” 500
K,k kappa  
20 C,c chi ch  600
L,l lamda  
30 Y,y psi (y) 700
M,m mu  
40 W,w omega  (w) 800
900 = sampsi

Letra Hebrea Nombre Hebreo Letra en Español Valor Numérico   Letra Hebrea Nombre Hebreo Letra en Español Valor Numérico
א aleph silent (א) 1 or 1000 ל lamed low 30
ב bet boy 2 מ,ם* mem mike 40
ג gimel god 3 ן,נ* nun new 50
ד deled dog 4 ס samech sam 60
ה heh hi 5 ע ayin silent 70
ו vov very, up 6 ף,פ* pey pet, phone 80
ז zayin zebrea 7 ץ,צ* tzadi nets 90
ח ches bach 8 ק kuf q, kit 100
ט tes test 9 ר reish race 200
י yod you 10 ש shin sam, shem 300
ך,כ* chof kit 20 ת tof test 400

Forma
final de la letra
Nombre Hebreo Valor Numérico
ך final chof 500
מ final mem 600
ן final nun 700
ף final pey 800
ץ final tzadi 900
*la forma final es la forma de la letra encontrada cuando ocurre al final de una palabra.

El culto imperial flaviano en Éfeso.

   Aunque Éfeso era la capital de la provincia romana de Asia, anteriormente había tenido una accidentada relación con Roma. Durante la guerra civil entre Marco Antonio http://es.wikipedia.org/wiki/Marco_Antonio y Octavio http://es.wikipedia.org/wiki/C%C3%A9sar_Augusto , Éfeso http://es.wikipedia.org/wiki/%C3%89feso se había puesto de parte de Antonio.

ÉFESO.


                         La ciudad de Pérgamo, que era su rival, apoyó a Octavio. Después de derrotar a Antonio en la batalla de Accio http://es.wikipedia.org/wiki/Batalla_de_Accio (31 a.C) y una vez adoptado el título de Augusto (28 a.C), Octaviano permitió que algunas ciudades erigieran templos consagrados al culto imperial en su honor, tal como Herodes http://es.wikipedia.org/wiki/Herodes_I_el_Grande  hizo en Cesarea Marítima.

                      Lógicamente, el honor de albergar el templo para el culto imperial en Asia le fue otorgado a Pérgamo, no a Éfeso; Augusto mantuvo un cierto rencor contra Éfeso durante toda su vida. Pérgamo siguió ostentando, durante un siglo, el honor de ser la sede principal del culto imperial en la provincia de Asia con el título de neokoros ("guardiana del templo"), que expresaba su singular distinción.

ALTAR DE PÉRGAMO.



                 Pérgamo es una de las siete ciudades mencionadas en Ap 1,11; la carta dirigida a ella (2,12-17) la denomina "el lugar donde está el trono de Satán" (2,13). Podría tratarse de una referencia al templo dedicado al culto imperial o, tal vez, a su famoso Altar de Zeus.



                  A las otras grandes ciudades de Asia, incluida Éfeso, sólo se les permitía participar como anfitrionas de ciertos cultos y fiestas locales y otros importantes acontecimientos para la asamblea provincial. De hecho, las siete ciudades mencionadas en el Apocalipsis eran centros de algún tipo de culto imperial (1).  A Esmirna (Ap 2,8-11), otra ciudad rival de Éfeso, se le había otorgado un centro de culto imperial durante el reinado de Tiberio http://es.wikipedia.org/wiki/Tiberio (14-37 d.C).

LA FUENTE DE TRAJANO, ÉFESO, ESMIRNA, TURQUÍA.



                   La suerte de Éfeso con respecto al culto imperial cambió finalmente en el año 89 d.C., cuando el emperador Domiciano http://es.wikipedia.org/wiki/Domiciano autorizóla creación de un nuevo culto imperial. Llamado el templo de los Sebastoi Flaviano, en honor de la dinastía de los flavios http://es.wikipedia.org/wiki/Dinast%C3%ADa_flavia , es decir, de Vespasiano http://es.wikipedia.org/wiki/Vespasiano (69-79 d.C), de Tito http://es.wikipedia.org/wiki/Tito_Flavio_Sabino_Vespasiano (79-81) y Domiciano http://es.wikipedia.org/wiki/Domiciano (81-96), rl nuevo templo llegó casi a duplicar las medidas del ágora romana.


                     Era una maravilla arquitectónica, pues estaba suspendido de la ladera que bajaba, por la parte occidental, desde la ciudad "alta". Finalmente, Éfeso podía ostentar el título honorífico de neokoros (2).A Asia se le concedió un lugar relevante y prestigioso en el conjunto del Imperio, pues ninguna otra provincia podía decir que contaba con tres templos consagrados al culto imperial. La colosal escultura de Domiciano que se encontró en Éfeso era la imagen que se veneraba en este nuevo templo.

Colosal escultura de Domiciano procedente del templo de los Sebastoi Flavianos en Éfeso (89 d.C)



                        A esta escultura se refiere Ap 13,14-17 11-18., Apocalipsis. Las dos fieras (Segunda Parte) Ap 13 como la "imagen de la bestia" que la gente tenía que adorar. Las monedas posteriores de Éfeso muestran a los ciudadanos de la localidad dando culto, precisamente, a una imagen colosal de un emperador situado en un templo.


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(1). Sobre el culto imperial en el Asia romana, cf. S. R. F. Price, Rituals and Power: The Roman Imperial Cult in Asia Minor, Cambridge University Press, Cambridge 1984.

(2). Este término se encuentra también en Hch 19,35, en relación con el ministerio de Pablo, pero su utilización en este momento resulta anacrónica. Sobre el culto a los Sebastoi Flavianos en Éfeso, cf. S. J. Friesen, Twice Neokoros Ephesus: Ephesus, Asia, and the Cult to the Flavian Empeors, Brill, Leiden 1993.

Autor, fecha y contexto.

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                    En los antiguos manuscritos griegos se le puso el título tradicional de "El Apocalipsis de Juan". Probablemente, las palabras iniciales del texto no dan su título original: "La revelación de Jesucristo que Dios le concedió para mostrar a sus siervos lo que ha de suceder pronto; y envió a su ángel para dársela a conocer a su siervo Juan" (1,1). Además, el autor dice que recibió la revelación en forma de visión mientras se encontraba en la isla de Patmos (1,9-10)http://es.wikipedia.org/wiki/Apocalipsis. Por consiguiente, por su género y cariz, la obra se encuentra en la tradición de la apocalíptica judía; deberíamos recordar que se produjo un resurgimiento de apocalipsis judíos durante los años ochenta y noventa como respuesta a la destrucción de Jerusalén (1). Algunos de estos apocalipsis se escribieron con el nombre de personajes relevantes del exilio babilónico, como Baruc y Esdras, lo que también les permitió utilizar la destrucción de Jerusalén por Babilonia como lente hermenéutica para comprender la experiencia reciente. A partir de este contexto literario se adquirió el modo simbólico de denominar a Roma, la nueva destructora de Jerusalén, con el nombre de Babilonia. En el Nuevo Testamento y en los escritos cristianos primitivos, sólo 1 Pe y Ap utilizan este símbolo, que podría indicar la existiencia de una cierta tensión entre ambos (2).

                         En los primeros siglos, el libro del Apocalipsis fue objeto de una intensa controversia y no todos lo consideraban Escritura. No fue acogido en el canon occidental hasta los años 394-395 d.C., y sólo después de que una lectura simbólica se convirtiera en su interpretación autoritativa gracias a Agustín http://es.wikipedia.org/wiki/Agust%C3%ADn_de_Hipona (3). Antes de esta fecha, en la Iglesia antigua se debatía si el autor denominado "Juan" era el apóstol u otra persona. Ireneo, obispo de Lyon http://es.wikipedia.org/wiki/Ireneo_de_Lyon (ca. 180 d.C), pensaba que era el apóstol Juan, el mismo que había escrito el evangelio, mientras que Gayo, obispo de Roma, y Dionisio http://es.wikipedia.org/wiki/Dionisio_de_Alejandr%C3%ADa , obispo de Alejandría (los dos de principios del siglo III), lo denunciaron como obra del hereje Cerinto http://es.wikipedia.org/wiki/Cerintianos (un importante adversario de Juan en las leyendas posteriores) (4). Por último, Eusebio http://es.wikipedia.org/wiki/Eusebio_de_Cesarea , siguiendo una tradición de Papías http://es.wikipedia.org/wiki/Pap%C3%ADas_de_Hier%C3%A1polis (ca. 130), lo abribuyó a Juan "el anciano o presbítero" http://es.wikipedia.org/wiki/Juan_el_Presb%C3%ADtero (natural de Éfeso) y negó su canonicidad (5).

                        En gran medida, estos antiguos debates sobre el autor manifiestan la preocupación por el carácter canónico del libro y la interpretación de sus imágenes apocalípticas tan radicales. Varios importantes escritores cristianos del siglo II (entre quienes se incluyen Papías y Taciano http://es.wikipedia.org/wiki/Taciano , un discípulo de Justino Mártir http://es.wikipedia.org/wiki/Justino_M%C3%A1rtir ) lo interpretaron como una predicción al pie de la letra de que durante su existencia advendría un reino de mil años (6). Conforme pasaba el tiempo, iba quedando claro que estas predicciones eran falsas. Así, los debates antiguos no resuelven finalmente la cuestión de quién fue el que realmente lo escribió. Sin embargo, a partir del estilo, el vocabulario y el tono, es altamente improbable que su autor fuera el que escribió el evangelio de Juan. No obstante, es posible que pretendiera poseer una autoridad apostólica utilizando para ello el nombre de Juan, pues se trata de algo común en la literatura apocalíptica.

                 El contexto se nos brinda cuando afirma que está destinado a las "siete iglesias de Asia" (1,4); el   


autor también dice que recibió la revelación mientras se encontraba en la isla de Patmos, junto a la costa de Asia (1,9-10). "a causa de la palabra de Dios y el testimonio de Jesús" (1,9), pero no resulta clara la situación. Podría formar parte de la ficción literaria de la obra, que es totalmente coherente con el género apocalíptico. Existen dos elementos internos que certifican que fue escrita para cristianos de la provincia de Asia: primero, las siete iglesias, enumeradas en 1,11 (7), que se corresponden con las ciudades importantes de la región; segundo, su polémica contra "la prostituta de Babilonia" (17,7-18) presupone el culto imperial romano de Éfeso.

                    En otro momento era bastante habitual fechar el Apocalipsis durante el período de Nerón http://es.wikipedia.org/wiki/Ner%C3%B3n y, por tanto, antes de la destucción de Jerusalén. La muerte del apóstol Juan ocurrió en los años 95-96 d.C., casi al final del reinado de Domiciano. Ésta era la fecha atribuida por Ireneo y sigue siendo la más admitida por los especialistas. Una reciente investigación sobre el culto imperial realizado en Éfeso nos indica que es inaceptable fecharla durante el reinado de Nerón y confirma que lo más probable es que se escribiera casi al final del reinado de Domiciano http://es.wikipedia.org/wiki/Domiciano (81-96).

APOCALIPSIS DE JUAN.

Fecha: ca. 95-96.

Autor: "Juan".

Lugar: Éfeso.

Destinatarios y Ocasión: Es un apocalipsis escrito como reacción contra la creciente acomodación de los cristianos en Roma (cf. Lc-Hch, Efesios, 1 Pe). Rechaza explícitamente la participación de los cristianos en todos los aspectos del culto público imperial, especialmente tal como se practicaba en la ciudad de Éfeso en la última década del siglo I, y llama a los cristianos a oponerse a Roma y al emperador, que son los agentes de Satán en el mundo.

Contenido.

I. Prefacio (1,1-3) 1-3, Apocalipsis. 1 y "carta de explicación" (1,4-3,22).
   A. "Carta de explicación" de Juan (1,4-11).
    4-8, Apocalipsis 1
    Apocalipsis 1. Visión inaugural. 9-20.

   B. La primera visión (1,12-20).
   Apocalipsis 1. Visión inaugural. 9-20.

   C. Las cartas a las siete iglesias de Asia (2,1-3,22).
    1-3, 22, Apocalipsis. Las siete cartas. 2

II. Segunda visión: El salón del trono de los cielos (4,1-11,19).
   A. El salón del trono y los que en él se encuentran (4,1-11).
   1-5, 14, Apocalipsis. PRIMERA SECCIÓN: VISIÓN INAUGURAL. 4

   B. El rollo y el Cordero (5,1-14).
    1-5, 14, Apocalipsis. PRIMERA SECCIÓN: VISIÓN INAUGURAL. 4

   C. El Cordero abre los siete sellos (6,1-8,1).
    1-8 Los cuatro primeros sellos: Los jinetes., Apocalipsis 6
   
   
   
   


   D. El séptimo sello y las siete trompetas (8,2-11,18).
   


















              
              
              
              



























            



  
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(1). Cf. 2 Baruc 11,1; 67,7; 4 Esdras 3,1-2,28; Oráculos sibilinos 5,143 y capítulo 9.http://es.wikipedia.org/wiki/Or%C3%A1culos_sibilinos.

(2). Cf. 1 Pe 5,13; Ap 14,8; 16,19; 17,5; 18,2.10.20.

(3). No se le consideró canónica en la Iglesia ortodoxa griega hasta el siglo XII y aún no se encuentra en el canon ortodoxo siríaco.

(4). Ireneo, Contra las herejías 5.30.3. Sobre Gayo y Dionisio, cf. Eusebio, Historia Eclesiástica 3.28.

(5). Eusebio, Historia Eclesiástica 24.

(6). Cf. Justino Mártir, Diálogo con Trifón 81; cf. Ireneo, Contra las herejías 5.28-36 y Tertuliano, contra Marción 3.13.24.

(7). Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardes, Filadelfia y Laodicea. Encontramos una carta individual dirigida a cada ciudad en Ap 2,3.

UNA RESPUESTA RADICAL: EL APOCALIPSIS DE JUAN.

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                     Como ya hemos visto, la última o las dos últimas décadas del siglo I fueron testigos de una proliferación de nuevas obras literarias que afrontaban la cambiante ubicación social del movimiento de Jesús. En su mayoría, reflejan una emergente identidad cristiana y un sentido más intenso de la separación del judaísmo y de adaptación a la cultura romana. No obstante, parece que los diferentes grupos cristianos consolidaron su nueva posición social de modos diversos. Lc-Hch, Col y Ef representan una línea de adaptación que subraya los elementos éticos de la tradición de Pablo. Procedente de la iglesia de Roma, 1 Pe adopta una perspectiva semejante en su exhortación ética y también utiliza el código de deberes domésticos como expresión de que los cristianos apoyan el orden social. No obstante, va incluso más lejos, al pedir a los cristianos que "honren al emperador" (1 Pe 2,17). Algunos cristianos encontrarían sorprendente este mandato, especialmente por su procedencia petrina. Al menos hubo uno que pensó que este movimiento de adaptación al sistema romano era destestable y lo expresó vehementemente apelando a la tradición apocalíptica anterior.


martes, 14 de mayo de 2013

LA TRADICIÓN DE SANTIAGO: LA CARTA DE SANTIAGO.

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                        Puesto que son varios los personajes llamados Santiago que están relacionados con Jesús y el movimiento primitivo, se ha producido frecuentemente una cierta confusión entre ellos, especialmente cuando llegamos al período de las leyendas medievales. Entre ellos, los dos más importantes son Santiago el hijo de Zebedeo http://es.wikipedia.org/wiki/Santiago_el_Mayor y Santiago el hermano del Señor http://es.wikipedia.org/wiki/Santiago_el_Justo. Santiago hijo de Zebedeo era el hermano de Juan; a los dos se les menciona en todas las listas de los doce discípulos de Jesús (Mc 6,17 [17Porque el tal Herodes había mandado prender a Juan y lo había metido en la cárcel encadenado, debido a Herodías, la mujer de su hermano Filipo, con la que se había casado. ]; Mt 10,2 [ 2 Los nombres de los doce apóstoles son éstos: en primer lugar, Simón, el llamado Pedro, y su hermano Andrés; Santiago Zebedeo y su hermano Juan;] Lc 9,14 [14 Eran unos cinco mil hombres adultos. Jesús dijo a sus discípulos: - Decidles que se echen en grupos de cincuenta.] Hch 1,13 [13 Cuando entraron, subieron a la sala de arriba donde se alojaban; eran: Pedro y Juan, Santiago y Andrés, Felipe y Tomás, Bartolomé y Mateo, Santiago de Alfeo, Simón el Fanático y Judas el de Santiago.]. Santiago, como Juan, aparece frecuentemente dentro del círculo íntimo junto con Pedro (Mc 9,2 [2 A los seis días Jesús se llevó consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, los hizo subir a un monte alto, aparte, a ellos solos, y se transfiguró delante de ellos:] Mt 17,1 [1 Seis días después se llevó Jesús a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan y subió con ellos a un monte alto y apartado.] Lc 9,28 [28 Ocho días después de este discurso se llevó a Pedro, a Juan y a Santiago y subió al monte a orar.]; sin embargo, Hechos nos dice que fue ajusticiado en Jerusalén por Agripa I, el nieto de Herodes el Grande http://es.wikipedia.org/wiki/Herodes_Agripa_I, a principios de los años cuarenta (Hch 12,2 [2 Hizo pasar a cuchillo a Santiago, el hermano de Juan.] No existe ninguna referencia a escritos atribuidos a él.

                       A Santiago el hermano del Señor nunca se le menciona en los evangelios entre los discípulos; sin embargo, la tradición oral más antigua lo sitúa entre los apóstoles y testigos de la resurrección de Jesús (1 Cor 15,7 [7Después se le apareció a Santiago, luego a los apóstoles todos.]. Como ya hemos visto anteriormente, Pablo llegó a conocerlo personalmente como líder de la iglesia de Jerusalén (Gál 1,9 [9Lo que os tenía dicho os lo repito ahora: si alguien os anuncia una buena noticia distinta de la que recibisteis, ¡fuera con él!] 2,9 [9y reconociendo el don que he recibido, Santiago, Pedro y Juan, los respetados como pilares, nos dieron la mano a mí y a Bernabé en señal de solidaridad, de acuerdo en que nosotros nos dedicáramos a los paganos y ellos a los judíos.], un dato corroborado por el relato de Hch 15